El 27 de marzo del 2019, perdí mi identidad, mi nombre dejó de ser "Luz Marina", desde ese día soy la mamá de Thomas... Y a cuántas no nos pasó lo mismo? Desde el momento en el que damos a luz dejamos de ser nosotras, ya no nos pintamos las uñas, ya no nos maquillamos, ya no tardamos una hora en escoger que ropa nos pondremos, subimos un kilo más cada semana y así sin darnos cuenta nuestra imagen desaparece, te miras al espejo y piensas ¿En qué me convertí? ¿Qué me pasó?. Nos deprimimos demasiado al vernos tan diferente... Y eso es lo peor que podemos hacer como mamá. ¿Por qué? Porque jamás seremos buenas madres si no nos sentimos feliz con nosotras mismas, y no solo me refiero al aspecto físico, si no a embellecer nuestra alma, nuestras mente y también nuestro cuerpo. Transmitimos todo lo que sentimos a nuestros hijos! Y que mejor que transmitirles seguridad, felicidad, buena energía. Sé que es muy difícil sacar tiempo para nosotras mismas, pero créanme que es nece...